jueves, 25 de noviembre de 2010

A seguir tejiendo

Para finalizar esta etapa, quiero dejarles una historia, que hace reflexionar acerca del recorrido que vamos haciendo, y nos deja muy en claro lo que no debemos hacer, que es desprendernos del "Hilo primordial".

El Hilo Primordial (del libro: Madera Verde) Mamerto Menapace

Agosto estaba terminado tibio. Había llovido en la última semana y, con el llanto de las nubes, el cielo se había despejado. Cuando se acerca septiembre, suele suceder que el viento de tierra adentro sopla suavemente y a la vez que va entibiando su aliento, logra devolver al cielo todo su azul y su luminosidad.
Y aquella tarde, pasaje entre agosto y septiembre, el cielo azul se vio poblado por las finas telitas voladoras que los niños llaman Babas del Diablo. ¿De dónde venían? ¿Para adónde iban? Pienso que venían del territorio de los cuentos, y avanzan hacia la tierra de los hombres.
En una de esas telitas, finas y misteriosas como todo nacimiento, venía navegando una arañita. Pequeña; puro futuro e instinto.
Volando tan alto, la arañita veía allá muy abajo los campos verdes recién sembrados y dispuestos en praderas. Todo parecía casi ilusión o ensueño para imaginar. Nada era preciso. Todo permitía adivinar más que conocer.
Pero poco a poco la nave del animalito fue descendiendo hacia la tierra de los hombres. Se fueron haciendo más claras las cosas, y más chico el horizonte. Las casas eran ya casi casas, y los árboles frutales podían distinguirse por lo floridos, de los otros que eran frondosos.
Cuando la tela flotante llego en su descenso a rozar la altura de los árboles grandes, nuestro animalito se sobresaltó. Porque la enorme mole de los eucaliptos comenzó a pesar misteriosa y amenazadoramente a su lado como grises témpanos de un mar desconocido.
Y de repente: ¡Tras!
Un sacudón conmovió el vuelo y lo detuvo. ¿Qué había pasado? Simplemente que la nave había encallado en la rama de un árbol y el oleaje del viento la hacía flamear fija en el mismo sitio.
Pasado el primer susto, la arañita, no sé si por instinto o por una orden misteriosa y ancestral, comenzó a correr por la tela hasta pararse finalmente en el tronco en el que había encallado su nave. Y desde allí se largó en vertical buscando la tierra. Su aterrizaje no fue una caída, fue un descenso. Porque un hilo fino, pero muy resistente, la acompañó en el trayecto y la mantuvo unida a su punto de partida. Y por ese hilo volvió luego a subir hasta su punto de desembarco.
Ya era de noche. Y como era pequeña y la tierra le daba miedo, se quedo a dormir en la altura. Recién por la mañana volvió a repetir su descenso, que esta vez fue para ponerse a construir una pequeña tela que le sirviera en su deseo de atrapar bichitos. Porque la arañita sintió hambre. Hambre y sed.
Su primera emoción fue grande al sentir que un insecto más pequeño que ella había quedado prendido en su tela-trampa. Lo envolvió y lo succionó. Luego, como ya era tarde, volvió a trepar por el hilito primordial, a fin de pasar la noche reencontrándose consigo misma allá en su punto de desembarco.
Y esto se repitió cada mañana y cada noche. Aunque cada día la tela era más grande, más sólida y más capaz de atrapar bichitos mayores. Y siempre que añadía un nuevo círculo a su tela, se veía obligada a utilizar aquel fino hilo primordial a fin de mantenerse tensa, agarrando de él los hilos cuyas otras puntas eran fijados en ramas, troncos o yuyos que tironeaban para abajo.
El hilo ese era el único que tironeaba para arriba. Y por ello lograba mantener tensa toda la estructura de la tela.
Por supuesto, la arañita no filosofaba demasiado sobre estructuras, tironeos o tensiones. Simplemente obraba con inteligencia y obedecía a la lógica de la vida de su estirpe tejedora. Y cada noche trepaba por el hilo inicial a fin de reencontrarse con su punto de partida.
Pero un día atrapó un bicho de marca mayor. Fue un banquetazo. Luego de succionarlo (que es algo así como: vaciar para apropiarse) se sintió contenta y agotada. Esa noche se dijo que no subiría por el hilo. O no se lo dijo. Simplemente no subió. Y a la mañana siguente vio con sorpresa que por no haber subido, tampoco se veía obligada a descender. Y eso le hizo decidir no tomarse el trabajo del crepúsculo y del amanecer, a fin de dedicar sus fuerzas a la caza y succión de presas que cada día preveía mayores.
Y así, poco a poco fue olvidándose de su origen, y dejando de recorrer aquel hilito fino y primordial que la unía a su infancia viajera y soñadora. Sólo se preocupaba por los hilos útiles que había que reparar o tejer cada día, debido a que la caza mayor tenía exigencias agotadoras.
Así amaneció el día fatal. Era una mañana de verano pleno. Se despertó con el sol naciente. La luz rasante irizaba de perlas el rocío cristalizado en gotas en su tela. Y en el centro de su tela radiante, la araña adulta se sintió el centro del mundo. Y comenzó a filosofar. Satisfecha de sí misma, quiso darse a sí misma la razón de todo lo que existía a su alrededor. Ella no sabía que de tanto mirar lo cercano, se había vuelto miope. De tanto preocuparse sólo por lo inmediato y urgente, terminó por olvidar que más allá de ella y del radio de su tela, aún quedaba mucho mundo con existencia y realidad. Podría al menos haberlo intuido del hecho de que todas sus presas venían del más allá. Pero también había perdido la capacidad de intuición. Diría que a ella no le interesaba el mundo del más allá; solo le interesaba lo que del más allá llegaba hasta ella. En el fondo sólo se interesaba por ella y nada más, salvo quizá por su tela cazadora.
Y mirando su tela, comenzó a encontrarle la finalidad a cada hilo. Sabía de dónde partían y hacia dónde se dirigían. Dónde se enganchaban y para qué servían.
Hasta que se topó con ese bendito hilo primordial. Intrigada trató de recordar cuándo lo había tejido. Y ya no logró recordarlo. Porque a esa altura de la vida los recuerdos, para poder durarle, tenían que estar ligados a alguna presa conquistada. Su memoria era eminentemente utilitarista. Y ese hilo no había apresado nada en todos aquellos meses. Se preguntó entonces a dónde conduciría. Y tampoco logró darse una respuesta apropiada. Esto le dio rabia. ¡Caramba! Ella era una araña práctica, científica y técnica. Que no le vinieran ya con poemas infantiles de vuelos
en atardeceres tibios de primavera. O ese hilo servía para algo o había que eliminarlo. ¡Faltaba más, que hubiera que ocuparse de cosas inútiles a una altura de la vida en que eran tan exigentes las tareas de crecimiento y subsistencia!.
Y le dio tanta rabia, que tomándolo entre las pinzas de sus mandíbulas, lo seccionó de un solo golpe.
¡Nunca lo hubiera hecho! Al perder su punto de tensión hacia arriba, la tela se cerró como una trampa fatal sobre la araña. Cada cosa recuperó su fuerza disgregadora, y el golpe que azotó a la araña contra el duro suelo, fue terrible. Tan tremendo que la pobre perdió el conocimiento y quedó desmayada sobre la tierra, que esta vez la recibiera mortíferamente.
Cuando empezó a recuperar su conciencia, el sol ya se acercaba a su cenit. La tela pringosa, al resecarse sobre su cuerpo magullado, lo iba estrangulando sin compasión y las osamentas de sus presas le trituraban el pecho en un abrazo angustioso y asesino.
Pronto entró en las tinieblas, sin comprender siquiera que se había suicidado al cortar aquel hilo primordial por el que había tenido su primer contacto con la tierra madre, que ahora sería su tumba.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

A modo de cierre

Algunas reflexiones
  • Un docente es aquel que no hace una fila de burros y una fila de buenos.
  •  El chico tiene que tener valor de sí mismo para poder caminar.
  • Uno tiene necesidad de saber que puede hacer las cosas, para hacerlas.
Si bien es verdad que nosotros somos los guías, quienes debemos indicar el camino: son los alumnos una y otra vez los que enmiendan o asumen nuestras propuestas.
Evidentemente, este camino no tiene fin, tal como el proceso de la educación, si entendemos que la educación no es un fin en sí mismo sino la manera con la que podemos conquistar un mundo mejor.

Mi paso por las Escuelas


Y llegó mi primer día de trabajo como ayudante...Cuántos nervios, cuánta incertidumbre por no saber cómo manejarme en colegios tan grandes, acostumbrada a instituciones más pequeñas, por pertenecer a un pueblo.
Descubrí que aunque se tratara de edificios donde entra y sale continuamente gente, cada uno de los miembros con los que me cruzaba me hacían sentir que pertenecía a esos espacios, que era uno más de ellos, y hasta como si me conocieran de toda la vida. Eso hacía que me desenvolviera con mayor facilidad.
Cada día que pasaba, agradecía a las docentes por el apoyo que me brindaban, por el lugar que me ofrecían y por hacer más fácil mis primeros pasos como docente.
Si bien los días tuvieron un clima muy agradable, mi ritmo cardíaco se aceleraba a medida que se acercaba el turno de mi presentación. Durante este recorrido me fui deshaciendo de la idea de obtener una receta para ser docente, al ver que la clase iba tomando distintos rumbos, según las necesidades de los alumnos. Igual pude observar que las estrategias más frecuentes que usaban los docentes en sus clases eran las explicaciones y los ejemplos.
A la hora de pensar en las actividades que debía desarrollar,  tenía en cuenta hacer atractiva la enseñanza, que no es un tema de herramienta, aun cuando las herramientas pueden posibilitar un tratamiento atractivo. Los contenidos debían ser desafiantes, vinculados con la vida e intereses de los jóvenes, tratados en situaciones lúdicas en los casos en que sea posible y, respetuoso de los tiempos que necesita el aprender.
Con todo esto en mi mente, llegó el momento crucial: la hora de dar clases.. imagínense cómo estaba, si  tan sólo sentía nervios en el momento de entrar al colegio. Pero los docentes me seguían inspirando aliento con la frase: “Quedate tranquila que va a salir bien. Todos pasamos por ésto”.
En ninguna de las dos experiencias observé problemas disciplinarios. Los alumnos de las dos instituciones fueron muy cordiales conmigo. Recuerdo que me decían: “Cuando vengan a evaluarla, nos vamos a portar muy bien”. Igualmente lo hacían siempre. Sus comportamientos eran intachables, salvo alguna broma que se hacían entre ellos, algo típico de adolescentes.
En cuanto a las estructuras de las clases, pude comprobar que la interacción es moderada, ya que tanto alumnos como docentes, tienen igual grado de participación en la clase; la actividad se distribuye equitativamente entre el maestro y el alumno.
Hay algo que descubrí en este año, un nuevo año muy significativo para mi formación, y es que  cada nuevo instituto, supone un reto. Un propósito de enmienda que pasa en primer lugar por mi misma: porque nadie tenemos el conocimiento supremo.

Un descanson en el camino

El humor sobre la futura educación
Tradicionalismo vs innovaciones
Muchas veces se aboga por lo tradicional, sin embargo algunas veces olvidamos las características que definen algún suceso como innovador. En la docencia, en lo que respecta a las actividades que el maestro pone en juego para que los alumnos desarrollen sus habilidades, son criticadas algunas practicas, por ser consideradas tradionalistas. Sin embargo olvidan que toda práctica si es abusada y repetitiva, al paso de tiempo termina siendo una tradición, perdiendo su grado de innovación. En realidad para que algo sea innovador, requiere cumplir ciertas características, como por ejemplo: la intencionalidad, la creatividad, ser novedoso y perdurable, entre otras cosas. Basándonos en lo anterior puede decirse que las actividades siguen siendo las mismas, lo que en realidad cambia es la intencionalidad y la aplicación creativa del docente en el momento de su aplicación y principalmente es en función de ello como podremos decidir si un maestro es tradicionalista o no.
Nuevas formas de enseñar 
Existen métodos de enseñanza que utilizan medios audiovisuales (películas, vídeos, transparencias o discos compactos), lo que permite a los estudiantes asimilar más fácilmente una mayor cantidad de información, ya que la perciben de forma organizada y simultáneamente a través de la vista y el oído.
Con los avances de la informática se consigue almacenar muchos datos que combinan textos, imágenes y sonidos.
Portal educar

La subjetividad en la enseñanza

Las formas básicas de enseñar
Tanto en las actividades llevadas a cabo por el docente como en las realizadas por el alumno, hacemos uso de formas básicas que articulamos de diversas maneras para concretar la comunicación pedagógica.
Las formas básicas de enseñar no son estructuras vacías que pueden aplicarse a cualquier situación del mismo modo lineal y mecánico, sino medios naturales de construcción y transmisión del conocimiento que debemos analizar didácticamente y adecuar al contenido que queremos enseñar.
En el aula, las formas de enseñar se articulan de tal manera, que resulta imposible pensarlas por separado, porque se transforman en mutuas apoyaturas a veces difíciles de diferenciar.
El uso de estas distintas formas en una misma clase, demuestra la habilidad de decir y volver a decir lo mismo de maneras diferentes, con el fin de asegurar mayor comprensibilidad en alumnos que, por poseer estructuras intelectuales y socio-afectivas diferentes, harán diversas interpretaciones.
Liliana Sanjurjo, "Las formas básicas de enseñar"

La práctica educativa es compleja. En ella se expresan múltiples factores, ideas, valores, hábitos pedagógicos, etc. La práctica está estrechamente relacionada a elementos como la planificación, la aplicación y la evaluación. Una de las unidades más importantes que constituyen los procesos de enseñanza-aprendizaje son las tareas o actividades. Podemos considerar actividades a una lectura, una investigación bibliográfica, una toma de notas, una observación, una aplicación, una ejercitación, el estudio, etc. Son unas relaciones interactivas entre profesores y alumnos, una organización grupal, unos contenidos de aprendizaje, unos recursos didácticos, una distribución en el tiempo y el espacio, un criterio evaluador, etc.
Cada ser humano es único e irrepetible, cada uno tiene una identidad propia, una personalidad única, lo que los hace distintos entre sí, de tal forma que cada profesor tiene un estilo de enseñanza propio al momento de impartir cátedra a sus alumnos, distinto de entre todos los demás profesores.
Es frecuente que un profesor tienda a enseñar cómo le gustaría que le enseñaran a él, es decir, enseña como a él le gustaría aprender, en definitiva enseña según su propio estilo de aprendizaje.

Contemplando modelos de enseñanza

Un recorrido por la historia
Remontémonos a los griegos para referirnos al origen de la clase: la imagen de la academia griega, con un maestro sentado, y alrededor activos discípulos ansiosos por preguntar y conocer.
Sócrates, haciendo el trabajo de partera, utilizando el interrogatorio para que sus alumnos saquen a luz conocimientos que ya poseen, nos da la imagen de una clase activa, participativa. A la par de él, los sofistas utilizaban las preguntas como forma irónica de hacer caer al discípulo en contradicción.
Los diálogos platónicos, alrededor de un temática prefijada, que nos permiten establecer ciertas analogías, las llamdas clases expositivo-dialogadas.
Como vemos, el diálogo, el interrogatorio como modelo de enseñanza, se encuentran en el origen mismo de la organización de la transmisión cultural.
la clase se constituye en el principal espacio, tiempo y modo de agrupamiento para concretar la transmisión de los conocimientos que una sociedad ha determinado como socialmente válidos para ser adquiridos por las nuevas generaciones.
Liliana Sanjurjo. "Volver a pensar la clase". Las formas básicas de enseñar
Hombres y mujeres del ayer marcaron la historia con sus interesantes aportes a la educación, hombres y mujeres que fueron capaces de difundir sus ideas a pesar de ir en contra de la corriente, que se preocuparon por hacer cambios radicales a la educación de sus tiempos.
La clase escolar es un campo de problemáticas específico que es objeto de estudio propio de la didáctica:
a) Toma el acto de enseñanza, el acto pedagógico en el ámbito más habitual de concreción.
b) Es donde los procesos se producen, la enseñanza se transforma en acto, el aprender se provoca y genera.
c) Los procesos se realizan en espacio y tiempo compartidosd, pasan al acto, a la producción, devienen.
d) Permite comprender los sucesos en su significatividad social, humana, real; con sentido y contenido social.

martes, 23 de noviembre de 2010

La cocina del conocimiento

Didáctica para gourmets (Marta Glinka)
La gula fue propuesta como el primer pecado.  Hay cinco vicios que la sostienen:  comer antes de tiempo,
comer alimentos demasiado refinados,  comer con avidez,  comer en exceso y  solicitar manjares demasiado refinados.  Está claro que se trata de un problema de demasías,  pero avidez no es gula,  se puede cometer gula por error, por no medir con corrección cuánto alimento se necesita.
Pero, ¿qué es lo peligroso de la gula? Pues según Tomás, despierta lujuria, risa, burla, nos vuelve perezosos.
Al definir la gula como pecado se obliga a aceptar la escasez como norma; la falta de imaginación, su consecuencia inmediata, como hábito y la pobreza de ingredientes disponibles como límite infranqueable. Como operación educativa es imbatible: constriñe las ansias a fuerza de proveer malo y poco y resulta en seres tan acostumbrados a pasar hambre que ni siquiera lo notarán.
Fue un acto dietético el que abrió al humano el acceso al conocimiento. Tal vez por eso sobre el modelo del hambre se metaforiza la relación con el saber. “Devoré” el librito de Rigotti (2001:23), donde  escribe: “… el lenguaje se sirve de expresiones como ganas de conocer, sed de saber, hambre de información…indigestión de datos,  mascar algo de latín,  digerir un concepto,  usar palabras dulces, reproches amargos...".  Nuestros alumnos hablan de tragar conocimientos, alguna vez hicimos que alguien se comiera sus palabras y hasta alguno vomitó su saber en un examen.
La boca es el  lugar de encuentro entre saber y sabor. Animales “verbívoros”, las palabras nos alimentan, nos nutren, nos ayudan a crecer y también nos dejan en ayunas. En un plato se resumen tantos saberes como los incorpore el cocinero. Éste, no se apega a la receta  agrega su inspiración, sus pizcas, sus apenas y modifica aquello que desde lo escrito se nos ofrece, nos invita a evocar tanto como a descubrir.
El buen anfitrión no desborda platos y copas, tampoco escatima, los presenta convenientemente llenos, de modo que cada invitado pueda ”meter la cuchara” y agregar salsa a su gusto.
La escuela y los modelos anoréxicos en figura y contenido que están instalados en nuestra cotidianeidad, participan de un mismo estilo burocrático, todo rápido y de pie, no importa mucho qué relleno contenga con tal que permita continuar.
La versión de educación que no “peca” aburre a fuerza de escasez. Hay que proponer  volvernos golosos, exigir manjares y ofrecerlos. La pobreza simbólica,  un único alimento disponible,  no parece
contribuir a “motivar” a los futuros ciudadanos.
Como anfitriones de cultura somos responsables de aquello que ofrecemos en nuestra mesa: tal vez sea ya tiempo de inventar una didáctica para gourmets.

¿Explicación=Reproducción de Ignorancia?

Pedagogía del Maestro Ignorante (Ranciére)
En el año 1818, Joseph Jacotot, lector de literatura francesa en la Universidad de Lovaina, tuvo una aventura intelectual: luego del exilio, obtuvo el puesto de profesor a medio sueldo. pero en su clase había 2 problemas: un buen número de sus alumnos ignoraba el francés; Jacotot ignoraba totalmente el holandés. No existía un punto de referencia lingüístico mediante el cual pudiera instruirles en lo que le pedían. Sin embrago, él quería responder a los deseos de ellos. Por eso hacía falta establecer, entre ellos y él, una cosa común. En ese momento, se publicó una edición bilingüe de Telémaco. La cosa en común estaba encontrada. Hizo enviar el libro a los estudiantes a través de un intérprete y les pidió que aprendieran el texto francés ayudándose de la traducción.
Jacotot pidió a los estudiantes que escribiesen en francés lo que pensaban de todo lo que habían leído. ¿Cómo todos esos jóvenes privados de explicaciones podrían comprender y resolver de forma efectiva las dificultades de una lengua nueva para ellos?. Sus alumnos habían realizado este difícil paso. Entonces, ¿no hace falta más que querer para poder?...

Para Jacotot no era necesaria la explicación para remediar una incapacidad de comprensión, porque el explicador constituye al incapaz como tal. Demuestra que el educador puede aprender de sus alumnos, y es ahí cuando Jacotot descubre que la explicación no tiene sentido. Explicar una cosa a alguien, es demostrarle que no puede comprenderla por sí mismo. El explicador revela la ignorancia del alumno. Es por esto que habría que proyectar una transformación en cuanto a la explicación, sino se seguirán construyendo escuelas y reproduciendo "maestros ignorantes".
En esta historia hay un estilo filosófico: la relación del texto de Ranciére y la Filosofía, es que el autor hace pensar, se pregunta por todo; tuvo la capacidad de hacer un gran análisis de la realidad educativa; hace reflexionar sobre los quiebres pedagógicos que él mismo proponía.
Ranciére afirma que Jacotot quería responder a los deseos de sus alumnos, satisfacer sus necesidades. Para cualquier proceso de enseñanza-aprendizaje tiene que haber voluntad, ganas de conocer y deseo de hacerlo.

El hacer es más importante que el saber; no interesan los tropiezos en el camino. Los pasos del aprendizaje de la enseñanza universal serían los de la invención.

Disciplina escolar

Cuánto hay sobre este tema. Cuánto escuchamos y vemos día a día en varios rincones... Comparto con ustedes este artículo que encontré sobre la disciplina en la escuela en estos tiempos, con la esperanza de que entre todos podamos resolver este conflicto.

La disciplina escolar ayuda a crear un clima ordenado y seguro para el aprendizaje

José Joaquín Brunner acaba de publicar en El Mercurio un interesante artículo sobre el tema de la disciplina escolar. Concuerdo con sus palabras porque he visto cómo se ha relajado la disciplina en los colegios, producto de algunas razones a las que me referiré luego de presentar el texto, aunque para facilitar mis comentarios posteriores, voy a numerar los párrafos:

1. El sistema educacional chileno confunde disciplina con autoritarismo, lo que termina por inhibir el ejercicio legítimo de la autoridad.
2. Las reiteradas y ambiguas declaraciones de los principales dirigentes del gremio de profesores para justificar conductas agresivas de algunos estudiantes -en sus escuelas, las calles de la ciudad o en encuentros con autoridades educaciones- obligan a reflexionar sobre un tópico que suele incomodar; cual es, el de la disciplina escolar.
3. Es un hecho, sin embargo, que decenas de cuidadosos estudios sobre escuelas efectivas -es decir, aquellas en que los alumnos aprenden al máximo de sus posibilidades- muestran que uno de los factores explicativos de su efectividad es la existencia de un clima escolar positivo. Esto es, dichas escuelas crean un entorno ordenado y seguro para la convivencia y el desarrollo de las actividades docentes y de aprendizaje. De hecho, según reflejan las encuestas, los padres valoran altamente la disciplina escolar al momento de elegir un colegio para sus hijos. Es normal que así sea. En efecto, un establecimiento donde su director y profesores se ven continuamente sobrepasados por los alumnos, donde las normas de convivencia fallan y prevalece una atmósfera irregular, impredecible, no genera las condiciones para enseñar y aprender.
4. Al contrario, para cumplir sus cometidos, la sala de clase y la escuela necesitan proveer a los alumnos de una estructura funcional, con una definida división del trabajo y claras líneas de autoridad; rutinas y secuencias bien organizadas; un código de conductas preferidas, permitidas y prohibidas; derechos y deberes formalmente estatuidos y respetados en la práctica; en fin, un orden moral que promueva la autodisciplina y sancione las conductas disruptivas.
5. Como consecuencia, la escuela debe disponer de un conjunto de reglas y procedimientos -aceptados por todos los miembros de la comunidad escolar como parte de su proyecto educativo- para hacer frente a las conductas contrarias a la convivencia, como la agresión a los profesores, el hurto entre compañeros, el uso de lenguaje obsceno, el acoso verbal o físico, la destrucción de bienes físicos del establecimiento, la inasistencia a clases o su interrupción por comportamientos perturbadores, etc.
6. Ante esta realidad, suelen manifestarse dos posiciones de signo opuesto, ambas nocivas para la creación de un clima escolar positivo. Por un lado, aquella que identifica el orden moral de la escuela con el ejercicio de una “mano dura” y la imposición de sanciones. Por el otro, aquella que equipara la convivencia reglada y sujeta a una jerarquía de roles con prácticas autoritarias y contrarias a la libertad de los alumnos. La primera conduce a un orden rígido, asfixiante, donde prevalece el conformismo. La segunda, a una ausencia de estructura y normas, donde “todo vale”. En ambas situaciones se crea un entorno escolar adverso para el aprendizaje y la formación de personas autónomas y responsables.
7. En nuestro sistema educacional, el riesgo mayor proviene hoy de la segunda posición; aquella que al confundir disciplina con autoritarismo, e inhibirse del ejercicio legítimo de la autoridad, renuncia a crear el clima escolar adecuado para el aprendizaje. En estas circunstancias, los profesores socavan su rol profesional y los estudiantes son perjudicados.
El interesante artículo publicado por Brunner entrega varias luces sobre lo que pasa con la disciplina en nuestros colegios y ello, por cierto, incide en la violencia escolar de la que tanto hemos hablado.
 En efecto, el uso legítimo de la autoridad está inhibido en muchos colegios y ello es porque se han ido sistemáticamente dando señales de que la autoridad escolar debe consensuar con los alumnos algunas normas básicas, lo que de por sí no está mal, pero cuando estos últimos solo buscan hacer valer sus derechos, olvidando sus deberes y la autoridad no se atreve a hacer uso de sus atribuciones, por ser políticamente incorrecto, estamos en un lío del que cuesta salir.
 Los referentes del Colegio de Profesores, lamentablemente personas que no buscan levantar el nivel profesional de la profesión docente. Hoy los profesores colegiados son cada vez menos y, de entre ellos, quienes están de acuerdo con los dirigentes son muy pocos. Todos hemos visto como se comportan más como sindicato que como colegio profesional y como defienden privilegios que claramente le hacen daño a la educación, como el Estatuto Docente, clave de varios de los problemas de calidad que nos afectan. La negativa a evaluarse es, simplemente, una sinvergüenza sin nombre.
 Plenamente de acuerdo con este punto, así lo demuestran, además, los sistemas educativos eficientes a nivel mundial, como Finlandia, Corea o Japón, por ejemplo. Quienes consideramos importantes las enseñanzas espirituales de desarrollo personal, la disciplina, severa y permanente, es la única vía para perfeccionarse.
 No puede haber ninguna estructura funcional sin autoridad ni disciplina. Al respecto, en todo caso, creo firmemente que la autoridad de un docente emana de su calidad profesional y de su trabajo en aula, pero la disciplina, el esfuerzo constante, la templanza del espíritu, en definitiva, son la única receta para el éxito en cualquier disciplina.
 Todos los colegios tienen un Reglamento de Convivencia Escolar (de hecho, ya no se les puede llamar reglamento de disciplina, como antaño, porque hasta la palabra “disciplina” resulta incómoda), pero doy testimonio que los padres, al inscribir un alumno, no lo leen y, por cierto, los alumnos pueden pasar años sin conocerlo a cabalidad, aunque esté íntegro en la libreta de comunicaciones.
 En efecto, ambas visiones nocivas son parte de la incomprensión de la compleja realidad del mundo moderno. El docente debe adquirir su autoridad antes sus alumnos en la medida en es capaz de demostrar que tiene herramientas para dirigir una clase, ahora que el conocimiento está por todas partes. Aquellos docentes que no planifican, que no incentivan y que siguen usando metodologías arcaicas, por cierto, carecen de autoridad y la carencia de ella es fatal en el proceso de enseñanza aprendizaje.
 No pueden los docentes renunciar a la autoridad que deben tener para encauzar a sus alumnos, pero no pueden tampoco pretender que sin un esfuerzo propio por mejorar sus prácticas docentes y estar a la altura de una educación moderna, sus alumnos les concederán con benevolencia 90 minutos de silencio y atención. El docente debe ser un líder en su clase y en ello va, por cierto, también involucrada la calidad de la educación que entrega.
Finalmente, quiero recordar una vieja máxima que aprendí de una de mis maestras espirituales: Viola van de Wyngard, quien solía decir: “firmeza, pero sin dureza” y eso es lo que intento hacer en mis clases.
Prof. Benedicto González Vargas

Autoridad docente vs Autoritarismo

En el marco de una crisis generalizada de las instituciones, tanto la escuela como la familia han dejado de funcionar como el soporte que garantizaba la legitimidad de los maestros. Librados a sus propios recursos, ellos deben ganarse día a día un lugar de respeto y reconocimiento. ¿Desde dónde hacerlo y con qué herramientas? ¿Cómo reconstruir la credibilidad imprescindible para el aprendizaje sin caer en las fórmulas del pasado?

Por Emilio Tenti Fanfani, profesor titular de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, investigador del CONICET y consultor del IIPE/UNESCO en su sede regional de América Latina.


Una de las instituciones que surgen en la modernidad, y caracteriza la idea de autoridad docente, es el Estado Nación donde la soberanía del pueblo encuentra su expresión. Es el hombre convertido en ciudadano quien ejerce sus derechos y obligaciones en y con la ciudad (expresión arquitectónica de la vida política).
Pero este Estado Nación no pudo por sí sólo institucionalizar al sujeto como ciudadano, necesitó de la familia y la escuela, conformando una tríada institucional que funcionó como garante simbólico de la vida social.
Desde esta genealogía de la autoridad del Estado, la Familia y la Escuela, proponernos su reconstrucción requerirá reconocer nuevas condiciones de relación social. No se trata del intento de recuperar la autoridad en el sentido moderno, sino de resignificar su valor en prácticas sociales, como garantía de políticas del cuidado, donde tanto el Estado, como la Familia y la Escuela sean actores primordiales de esa tarea.
La Escuela hoy es demandada para producir estos cambios y en ese acto, a la vez, reconocida como la institución donde esto es posible.
Hablar de autoridad es también hablar de lazos, de relaciones, de dos o más de dos y
de lo que entre ellos ocurre en el espacio de “vivir juntos”. Pensar a la autoridad en
una trama de encuentros, allí donde al menos dos entrelazan sus subjetividades en un tiempo y un espacio cultural, histórico, social en común. 
El ejercicio de la autoridad supone una renuncia a la omnipotencia, a la totalidad, al control del otro, a capturar y cambiarlo según los propios deseos.
La función pedagógica tiene la responsabilidad de sostener el espacio para que circule la palabra, y los saberes entren en juego. La responsabilidad de la función pedagógica es habilitar el conocimiento, abrir la puerta a los otros, a los recién llegados, a los que se incluyen en el sistema educativo, a los que asisten a la escuela para educarse, y por lo tanto es función pedagógica enseñar.
El docente, desde sus diferentes roles, debe hacerse cargo de su ejercicio de autoridad para la concreción del acto educativo, y la escuela debe volverse un lugar autorizado, pero no “autoritario”, que no disuelva las asimetrías sino que las vuelva motor de trabajo y las ponga en diálogo con las otras formas de relación (igualdad, diferencia, autonomía) entre alumnos y maestros.

lunes, 22 de noviembre de 2010

La escuela del futuro

"Año 2100: un profesor trataba de formar a 25 alumnos a la vez, o a 40, o a más.
Ésto se le dirá a los cibervisistantes de un cibermuseo de la educación. Ellos verán con emoción una película que muestra a un profesor haciendo clase frente a un pizarrón.
Podemos imaginar que ya no existan escuelas, porque la humanidad habrá logrado destruir el planeta, o porque éste estará bajo el control de extraterrestres que disponen de medios para conformar los espíritus y los actos.
Pero seguirán vigentes aquellas salas de clases, donde encontraremos prácticas basadas en la palabra y en los intercambios entre un profesor y un grupo de alumnos, aún cuando se trate de una clase virtual cuyos alumnos están físicamente dispersos en los cuatro rincones del planeta, cada uno hablando su idioma, y comprendiendo gracias a un dispositivo de traducción simultánea."
Philippe, Perrenoud (2001) La formación de los docentes en el siglo XXI.

Con el paso del tiempo, se han ido produciendo una serie de revoluciones: la agrícola, la artesanal, la industrial y post-industrial, y la actual revolución de la información y del conocimiento.
Esta revolución surge principalmente cuando Internet llega a la vida cotidiana de las personas.
En materia educativa, la sociedad del conocimiento requiere y permite nuevas formas de edcucación. Esto supone la adopción de nuevos roles y actitudes en el ámbito tecnológico, tanto de los alumnos como de los profesores.
El papal del docente no desaparecerá, ya que cumplirá el rol de: consultor, colaborador, tutor virtual, diseñador, mediador, gestor del conocimiento, orientador y evaluador contínuo.
La escuela debe atender a las nuevas necesidades que le otorga la nueva sociedad del conocimiento. La tecnología no es requerida para enseñar a través de ella, sino que la educación que se propague en la escuela, debe de estar encaminada hacia los cambios que se están cometiendo, influenciados por esta tecnología.
Padres, madres, amigos, son piezas básicas de esta nueva educación que se nos avecina, y no debe recaer todo bajo responsabilidad de los educadores.

jueves, 18 de noviembre de 2010

El índice del libro del profesor de Lengua

v ¿Cómo llegar a los adolescentes?
v Ítems para una buena relación
·         Escuchas y ser escuchado
v  Conducción de cada grupo
v Atención a la diversidad
v Vinculación de los contenidos con la situación de los alumnos
v Adaptación de métodos a cada contexto o situación
v ¿Cómo comunicar valores? (Respeto, tolerancia, compañerismo)
v Valoración de la imaginación y la creatividad
v Generar expectativas positivas
v Hacer visible el éxito
v ¿Cómo estimular la creatividad?
v Los esquemas: organizadores de sus conocimientos (¿Cómo trabajarlos?)
v Promover el cambio
v  Estrategias metodológicas para mejorar la comprensión lectora
·         Presentar variedad de textos
·         Observar palabras claves
·         Distinguir ideas principales de secundarias
·         Intercambio oral de interpretaciones
v ¿Cómo estimular la lectura?
·         Valorar la libre interpretación
v ¿Cómo enseñar a escribir?
v Técnicas para una adecuada escritura
v ¿Cómo enseñar Lengua?
v ¿Cómo enseñar Literatura?
v Actividades que desafíen la inteligencia y el razonamiento

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Las ayudantías en la formación docente

Las ayudantías constituyen un primer paso en la carrera docente. Permite que el estudiante asuma un rol de acompañamiento de otros estudiantes; son mediadores entre éstos y los docentes y facilitadores del proceso educativo. De este modo el ayudante no solo debe adquirir y profundizar conocimientos teóricos y pedagógicos, sino también aportar y fortalecer el proceso colectivo de aprendizaje. En este sentido las ayudantías constituyen un lugar estratégico desde donde enfrentar las dificultades de enseñanza para garantizar un satisfactorio trayecto académico.

“Enriquecer la formación básica complementando los aprendizajes académicos (teóricos y
prácticos) con la experiencia (también formativa, es decir, vinculada a aprendizajes) en los
centros de trabajo, sirve para aproximar a los estudiantes a los escenarios profesionales
reales, para que puedan generar nuevos marcos o esquemas cognitivos iluminados por la
naturaleza de la práctica profesional, para llevar a cabo nuevas experiencias formativas y
para que se hagan conscientes de sus puntos fuertes y débiles, además como oportunidad
para vivir en el mismo escenario profesional, con sus dinámicas y particularidades (Zabalza,
1998).
ZABALZA, Miguel Ángel (1998). “El prácticum en la formación de los maestros”. En RODRIGUEZ M. A. y SOTOMAYOR SÁEZ Ma. V. La formación de los maestros en los países de la Unión Europea. Ed. Narcea, Madrid, 1998.